segunda-feira, janeiro 14, 2008


TRIGO ARGENTINO


El pan está sobre el campo,
como grandes ropas, hijo,
azorado de abundancia,
de dichoso, sin sentido...


Parece el manto de David
o las velas de Carlos Quinto,
parece las Once Mil Vírgenes,
que caminsasen, hijo mío.


Nos atarantan, nos atajan,
nos enredan los tobillos
los locos perros dorados,
la traílla furiosa del trigo.


Nos dejamos envolver
por el ímpetu vencidos.
Todos los hombres del llano
en espigas han caído
batidos y rasguñados,
ciegos de crines y brillos!..


En cuanto la espiga dobla
su cogollo desfallecido;
en cuanto cuaja la harina,
calla - callando, hijo mío,
antes de qe toque el suelo
y coma barro sombrío,
y vaya a ser magullado
el cuerpo de Jesucristo,
se levantan a segar
los brazos santafesinos.


El trigo mejor que ámbares
y que abraza de lino,
no ha de quedar en el surco,
lleno de noche y de olvido,
por ser la espalda doblada
del amor de Jesucristo.


En el llano, corta y corta,
lo están levantando en vilo;
en el carro de su suerte
ahora lo suben en vilo;
y nosotros lo alzaremos
así en el pan, así en vilo.


Gabriela Mistral, Cuenta - Mundo

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