sábado, abril 25, 2009


"Con enorme sorpresa, nos estamos acercando al fin de siglo y el nuevo hombre aún no ha llegado. Ninguna revolución lo ha creado. Porque a ningún Estado le interessa que surja. Porque tendría que ser un hombre con valores humanos y un hombre con estas características no se integraría en el sistema, en ninguno de los que existen en la actualidad. Porque sería un hombre que defendería la vida antes que nada, y de seguro desobedecería la orden de accionar la bomba que destruiría el planeta. (...) El surgimiento de este hombre tendría que ser el resultado de la labor individual y consciente de una pareja,, y la pareja está ocupada en producir y consciente de una pareja, y la pareja está ocupada en producir y consumir irracionalmente. Ese nuevo ser tendría que saber de dónde viene y adónde va. Tendría que estar en comunión alimenticia con su pasado, conectarse con su origen, y esto ya no es posible. Se ha perdido el rito. La ceremonia. La modernidad ha roto con ella. El hombre está perdido en un laberinto de productos idénticos. Las casas, la ropa, la comida en lata. Los seres humanos buscamos desesperadamente la salida."


Laura Esquivel, Íntimas Suculencias. Tratado Filosófico de Cocina, Gavà (Barcelona), DeBolsillo, p.62.