quarta-feira, fevereiro 14, 2007

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caian en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Sinto viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo de un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Mas allá de tus ojos ardían los crepúsculos
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Pablo Neruda (Veinte poemas de amor y de una canción desesperada)

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